Camilo Enrique Jiménez
Educador popular en Derechos y construcción de paz. Profesor UPN
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El pasado miércoles 18 de diciembre, el diario colombiano El Espectador dijo que se habían encontrado los primeros cadáveres en un sitio llamado La Escombrera, en Medellín. Ese lugar es considerado la fosa común urbana más grande del mundo.
Allí están los restos mortales de un número indeterminado de personas, casi todas víctimas del paramilitarismo que se tomó la ciudad desde mediados de los años 90 del pasado siglo.
El mencionado periódico dijo lo siguiente:
“Desde la Operación Orión, llevada a cabo en 2002 en el occidente de Medellín, el terreno conocido como La Escombrera ha recibido toneladas de desechos de construcción, dificultando la exhumación de los restos de las posibles víctimas de tortura y desaparición forzada enterradas en el lugar. Según la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), entre 2002 y 2003 se registró el mayor número de casos de desaparición forzada en la Comuna 13, con 192 denuncias, lo que representa casi la mitad de los reportes documentados entre 1978 y 2016.
La Operación Orión, considerada la mayor incursión militar urbana en la historia de Colombia, tuvo lugar el 16 y 17 de octubre de 2002. En esta intervención participaron cerca de mil hombres armados, incluyendo efectivos de la Policía, el Ejército, el CTI, el desaparecido DAS y miembros del bloque paramilitar Cacique Nutibara. El operativo, que se extendió por siete barrios de la Comuna 13, buscaba erradicar la presencia de las milicias guerrilleras en Medellín.
Sin embargo, esta operación dejó un saldo devastador para la población civil: cientos de personas fueron víctimas de desplazamiento forzado, desapariciones, homicidios y otras formas de violencia. A más de dos décadas de los hechos, La Escombrera sigue siendo un lugar clave en la búsqueda de la verdad sobre las víctimas de desaparición forzada en la Comuna 13, un proceso que enfrenta enormes obstáculos debido a los escombros que cubren el terreno y a la magnitud de los crímenes cometidos durante el conflicto armado.
La llamada fosa a cielo abierto también fue objeto de medidas cautelares decretadas por la Jurisdicción desde el 20 de agosto de 2020, mediante las cuales se prohibió cualquier actividad en los lotes. A través de esa figura, la JEP también cerró las puertas para que allí siguieran llegando volquetas con cualquier tipo de elementos, pues eso retardaría las labores de excavación adelantadas con el fin de buscar restos óseos.”
A propósito de lo que se oculta en ese lugar, Camilo Jiménez Camargo escribió el siguiente poema
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