Germán Corredor Avella
Ingeniero y profesor
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El fenómeno del Niño, tan mentado por estos días, lo vino a conocer el sector eléctrico por allá en enero de 1992. Antes no se sabía de su existencia, al menos entre los técnicos responsables de la operación del sistema eléctrico nacional. Hasta diciembre de 1991 en las reuniones mensuales de los comités de operación y planeación eléctrica que coordinaba en ese entonces ISA y en los cuales participaban las empresas socias, todas públicas, ISA mostraba en sus modelos que no habría racionamiento de energía.
Sin embargo, en la reunión de enero de ese año, ISA comunicó que al, correr los modelos con los datos reales de aportes hídricos y con la situación operativa de las plantas térmicas y del sistema de transmisión, era inevitable empezar a racionar. Todo porque el fenómeno denominado El Niño, que se llama así porque normalmente aparece hacia el mes de diciembre, había hecho que las lluvias mermaran y los embalses estuvieran en niveles muy bajos.
Además, las plantas térmicas no habían tenido mantenimiento y varias líneas de transmisión estaban fuera de operación por acciones de la guerrilla contra la infraestructura eléctrica. A esto se agregó el atraso de proyectos de generación muy importantes como Guavio y Riogrande, todo lo cual produjo la “tormenta perfecta”. No había nada que hacer, el racionamiento se inició el 2 de febrero de 1992 y terminó el 3 de marzo del año siguiente.
Fue una lección muy dura. Se supo entonces, que este fenómeno ocurría cada cuatro o cinco años. De ahí en adelante el país ha podido sortear, no sin angustia, el efecto del Niño que, para el caso colombiano, especialmente en la región andina donde se ubican la mayor parte de los embalses, es una fuerte disminución de las lluvias.
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Para 1997, luego de facilitar la construcción de nuevas plantas de generación de electricidad a gas, el gobierno tuvo que hacer esfuerzos con Ecopetrol para que entraran a tiempo los gasoductos Ballenas- Barranca y Mariquita-Cali que eran necesarios para alimentar estas plantas. Se logró tener a tiempo el gasoducto y se superó la situación.
En las siguientes ocurrencias del Fenómeno, la lección más clara fue que el mercado no resuelve los problemas de escasez de agua y, por lo tanto, el modelo de mercado se debe intervenir para evitar el racionamiento. Esta lección les cuesta trabajo aceptarla a muchos generadores de energía, pero los ministros que les ha tocado afrontarla han tenido que aceptarla para evitar volver a vivir una situación tan traumática como la de los años 92 y 93.
Por esta razón en 2010 y en los subsiguientes fenómenos ha habido intervenciones del mercado hechas desde el ministerio o desde la Comisión de Regulación de energía y gas (responsable de regular el mercado de electricidad y gas). En 2010, por ejemplo, se obligó a Ecopetrol a vender combustibles líquidos a precios subsidiados, en 2015 se definió un nivel de referencia de los embalses, se actualizó el estatuto de racionamiento y se hizo el programa “Ahorrar paga” que daba incentivos a los usuarios por ahorrar energía.
Algunas situaciones han costado acciones duras por parte del presidente de turno. En 2015, por ejemplo, las dificultades provocadas por el Fenómeno del Niño y el incendio de un cable que dejó por fuera de operación al principal embalse llevaron al presidente a pedir la renuncia del ministro Tomás González, por considerar que no había tomado las acciones necesarias para evitar un racionamiento de energía
Y la situación que acabamos de pasar no ha sido la excepción. La diferencia está en el reconocimiento que se ha hecho en cada caso a las acciones del gobierno.
El ministro de Minas y Energía, Omar Andrés Camacho desde finales del año pasado anunció que no se contemplaba el racionamiento y que se estaban tomando todas las acciones para superar el fenómeno del Niño sin problemas.
Los meses de enero, febrero y marzo fueron muy críticos. Los aportes a los embalses estuvieron por debajo del 50% del promedio histórico, lo cual constituye una situación más dura que la de fenómenos anteriores.
Para el mes de abril, el día 16, cuando muchos consideraban inevitable el racionamiento, el ministro dijo a los medios que no estaba contemplada la posibilidad de racionar a pesar de lo crítico de la sequía. “Aunque expertos prevén que la situación podría ser crítica en caso de que los embalses alcancen el 27% por la ausencia de lluvias en los próximos días, en conversación con 10AM Hoy por Hoy, el ministro de Minas descartó la posibilidad de iniciar un racionamiento de energía.”[1], dice Caracol en su página.
La razón que tenía el ministro para estar tan seguro en ese momento, cuando los embalses estaban solo 1% por encima del nivel considerado como crítico, estaba en el seguimiento continuo que venía haciendo él conjuntamente con las autoridades sectoriales en la denominada Comisión Asesora para la Coordinación y Seguimiento de la Situación Energética (CACSSE). El ministro estuvo presidiendo personalmente esta comisión durante los últimos meses. Por ello, sabía lo que decía y se la jugó en un escenario de alta incertidumbre y acertó.
No he visto ningún reconocimiento de la academia, los gremios de generadores o los llamados expertos, respecto a la acción del gobierno para evitar el racionamiento. Por el contrario, uno de los principales opinadores en el tema, el exministro Amylkar Acosta en un reciente artículo titulado “Nos salvó la campana” manifestaba:
““Hemos superado el fenómeno de El Niño”, titula su mensaje el Ministro de Minas y Energía Andrés Camacho en su cuenta X.
Pero, la verdad sea dicha, nos salvó la campana. La recuperación de los embalses, en momentos en los que estábamos a punto de llegar al nivel crítico del 27%, alejando el fantasma del racionamiento, se debe única y exclusivamente a la meteorología y no a la gestión del Ministro, quien se precipitó a afirmar el 8 de febrero que ya El Niño estaba llegando a su fin, al tiempo que la Ministra de Ambiente anunciaba que en marzo volverían las lluvias que nunca llegaron, dándole una señal equivocada a los generadores hídricos que, en lugar de guardar agua para su fase más severa generaron más allá de lo que aconsejaba la prudencia.
Posteriormente uno y otra pronosticaron que en las dos últimas semanas de abril se alejarían las lluvias y fue justamente cuando, de pura chiripa, estas arreciaron. Ha primado la imprevisión y la improvisación.
(….) No tiene, entonces, razón el Ministro Camacho para venir a sacar pecho y levantar los brazos por, supuestamente, haber logrado superar el fenómeno de El Niño “sin un segundo de racionamiento de energía”, cuando la realidad es que desde el apagón de 1992-1993, hace 30 años, nunca habíamos estado tan cerca de un racionamiento como esta vez!”.
No se reconocen las acciones tomadas para evitar el racionamiento: Se puso en consulta en el mes de diciembre una resolución para poner techo a los precios de la bolsa de energía ( precios diarios de la energía eléctrica), lo cual produjo sin necesidad de expedirla en firme, la reducción de los precios de oferta de las plantas hidráulicas que estaban disparadas. Se estableció una senda de referencia de los embalses que se probó que era correcta, al no llegar nunca al límite del 27% establecido como crítico, se obligó a las plantas térmicas a generar para respaldar el sistema y así lo hicieron, producto de las medidas tomadas para que estas estuvieran disponibles.
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Cuando la situación fue más crítica, hacia la segunda quincena de abril, debido a que no llegaban las lluvias y los embalses se acercaban al nivel crítico del 27%, el gobierno intentó hacer un programa de ahorro de energía, el cual fue rápidamente desmontado pues ya no era necesario. Otra acción importante fue la solicitud directa del ministro a algunas empresas generadoras con plantas hidroeléctricas para que no guardaran el agua en momentos en que se requería para equilibrar la situación de oferta.
La Sociedad Colombiana de Ingenieros (SCI) reconoce la acción del CACSSE para superar la situación del Niño, y lo atribuye fundamentalmente a los ingenieros. Aunque no reconoce el liderazgo que asumió el ministro, es una voz sensata que entiende la gran labor que se hizo desde el gobierno y, en particular, desde las entidades involucradas
Todo esto permite afirmar que no hubo improvisación y se manejó la situación correctamente. No se trata de exaltar la genialidad del ministro, simplemente se han asimilado las lecciones, se tiene mejor información y no se escucharon tanto los cantos de sirena que deseaban el apagón para darle una estocada al gobierno.
Cuanta objetividad nos falta cuando actuamos desde los sentimientos de odio y rabia. Los medios nos han acostumbrado a destacar solo lo malo de este gobierno sin reconocer sus aciertos y, cuando las cosas salen bien, no dudan en considerar que fue de chiripa. Que tal!!!
[1] https://caracol.com.co/2024/04/16/no-habra-racionamiento-de-energia-en-colombia-ministro-de-minas/
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