
Puno Ardila Amaya
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—Yo creo que la gente votará en contra de la consulta —se quejó Osquítar—; porque esa vagabundería de Petro solo enreda más las cosas. Debiera dejar así y aceptar que el país le quedó grande. Debiera renunciar, y ya.
—Pues yo estoy de acuerdo contigo —respondió Mastersondí, el ilustre ilustrador—, cuando menos en una de tus cinco afirmaciones. ¿Conoces el poema “La elección”?
—Ni idea.
—Eso pensé. Mira, te voy a explicar por qué esa consulta de Petro es tan enredadora. Como tú, muchos se quedan al margen de lo que están pasando, no por brutos, precisamente, sino porque no entienden más de lo que ven en las redes sociales y en “Yo me llamo”.
Esta situación me recuerda ese poema, “La elección”, que leí hace tiempo, de un tal Guillermo Aguirre y Fierro. Ahí el tipo describe cómo la gente se deja embaucar por los discursos políticos, igualito a lo que pasó con el plebiscito de Santos y lo que está pasando ahora con la consulta de Petro.
Mira, Osquítar, te voy a poner esto en palabras que tú puedas entender. Tanto el plebiscito como esta consulta han dividido al país como un machete a un plátano maduro. La gente se deja llevar por las emociones, por el miedo y la esperanza, y no piensa con cabeza fría. Los políticos, que son más astutos que una zorra, aprovechan esto para manipular a la gente y hacerla votar por lo que les conviene.
Y no solo eso, Osquítar, sino que también hay mucha desinformación. Las campañas del “No” en el plebiscito mintieron más que político en campaña, y ahora con la consulta de Petro la cosa no es diferente. La gente no sabe qué creer, y al final termina votando por lo que le dicen los más gritones; y muchos no van a votar, y eso le da más poder a los que sí van. Y, como siempre, los políticos se aprovechan de esto para hacer de las suyas.
Tanto el plebiscito por la paz como la consulta propuesta por Petro, además de otras oportunidades cuyos resultados dejan perplejo al mundo (como la convocatoria contra la corrupción, que perdió precisamente porque ganó la corrupción), sí que comparten similitudes en términos de polarización, desinformación y la complejidad de las decisiones políticas.
Esta consulta es una trampa mortal para el pueblo. Los políticos nos quieren hacer creer que tenemos el poder de decidir, pero, al final, siempre terminamos votando por el lobo, como dice el poema, que proporciona un marco literario que ayuda a comprender estos comportamientos populares. Así que no te compliques, Osquítar, que aquí el que manda es el que tiene el billete y la labia.
—Me queda claro, entonces, que usted está de acuerdo conmigo en que la consulta es una vagabundería de Petro, nada más.
—Te repetiré, Osquítar —respondió tranquilo, como siempre, Mastersondí—, que estoy de acuerdo contigo «cuando menos en una de tus cinco afirmaciones»: no estoy de acuerdo en que es una «vagabundería de Petro», ni en que «debiera dejar así y aceptar que el país le quedó grande», y tampoco en que «debiera renunciar, y ya»; ¿qué sentido tendría que renuncie, y para qué?
Dijiste que «solo enreda más las cosas», es posible; y con que «la gente votará en contra de la consulta», estoy de acuerdo. Como te pregunté si habías leído “La elección”, y di por hecho que no, te lo transcribo, por si te deja alguna lección, en especial porque es la afirmación sobre la que estamos de acuerdo, porque, siendo que la consulta busca el beneficio popular, el pueblo votará en contra. Así dice “La elección”, de Guillermo Aguirre y Fierro: «El león falleció ¡triste desgracia! Y van, con la más pura democracia, a nombrar nuevo rey los animales. Las propagandas hubo electorales, prometieron la mar los oradores, y aquí tenéis algunos electores: aunque parézcales a ustedes bobo, las ovejas votaron por el lobo; como son unos buenos corazones, por el gato votaron los ratones; a pesar de su fama de ladinas, por la zorra votaron las gallinas; la paloma inocente, inocente votó por la serpiente; las moscas, nada hurañas, querían que reinaran las arañas; el sapo ansía, y la rana sueña, con el feliz reinar de la cigüeña; con un gusano copo, que a votar se encamina por el topo; el topo no se queja, mas da su voto por la comadreja; los peces, que sucumben por su boca, eligieron gustosos a la foca; el caballo y el perro, no os asombre, votaron por el hombre, y con dolor profundo, por no poder encaminarse al trote, arrastrábase un asno moribundo, a dar su voto por el zopilote».
Así que el asunto no es que Petro esto o aquello, sino que es perdido cualquier intento si, ante una propuesta de mejora para el pueblo, el mismo pueblo sale a votar en contra, porque le quitan la pensión, o van a repartir cartillas para “enseñar” a los niños a ser homosexuales, o dispararán rayos homosexualizadores, o que castrochavismo o santipetrismo, o nos volveremos como Venezuela… en fin; la gente cree lo que sea que digan RCN, Semana y Caracol.
Por tanto, estamos de acuerdo, Osquítar; la gente votará en contra de la consulta. Y como sé que eres muy creyente, no olvides por quién votaron cuando Pilatos preguntó al pueblo. Así que después no se quejen.
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