Le negaron la consulta y Petro se fue a Medellín a alborotar el avispero paisa
En resumen: en Colombia, los ladrones de cuello blanco están indignados, los victimarios se sienten ofendidos, y los verdugos de ayer quieren darnos clases de ética pública. La doble moral se volvió política de Estado. Y la indignación, línea editorial.
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