
Jacqueline Coto Torres
Mamá, psicóloga, escritora, poeta y doula
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Lo niego. Niego la historia
niego tu historia. Te niego.
Rechazo las trompetas.
Las tormentas no existen
ni siquiera el viento que tuerce los árboles
ni las tormentas de arena.
Acepto las flores amarillas
las cascadas las luciérnagas
los niños.
Te niego. No existe
tu risa ilusoria de domingo
ni el cansancio
ni las moscas.
Acepto que vengas y me digas
que la historia es un invento risible
que la guerra no existe
y enciendas el tocadisco
con una canción bonita
de las que se cantan los domingos.
Acepto los libros y las muñecas de tela.
Rechazo las paredes sucias y el pan mordido
encima de la mesa que el gato arañó.
Rechazo la casa vieja
donde se inventaron los recuerdos
y vivió una mujer a la que todos llaman
abuela. Rechazo a la abuela.
Acepto el piano de la casa de la abuela.
Y los lirios.
Te acepto
si plantas flores amarillas
y te meces en la luna
y consuelas a los niños.
Te llevaré de la mano a conocer a los duendes
vamos con cuidado, no debemos molestarlos
les dirás tu nombre y les harás la reverencia
ellos te darán un lazo, te permitirán la entrada.
Si de casualidad tropiezas, no debes disculparte
ellos conocen la torpeza humana, sigue en marcha
hasta que llegues al lago azul, solo entonces
quítate la ropa, pide permiso a la diosa de las aguas
entra con cuidado, no lastimes a sus hijas
si puedes, diles que son bonitas, da las gracias
sumérgete en sus aguas azuladas. Purifícate.
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