Carlos Gutiérrez Cuevas
Escritor e investigador
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La promulgación del Estatuto Orgánico de la Universidad Nacional a mediados de 1993, representó el fin del proyecto de universidad progresista liberal iniciado por la «Revolución en Marcha» y el comienzo del acomodamiento al andamiaje institucional derivado de la Constitución de 1991.
El nuevo librecambismo
La vuelta del librecambismo apretó la capacidad productiva del país mediante, entre otras medidas, la reducción de aranceles y más facilidades para el ingreso de mercaderías producidas en el exterior.
Los acuerdos de libre comercio desfavorables para la nación, el desmonte de las aduanas, la privatización de los puertos y la entrega en concesión de las principales vías anularon el crecimiento económico.
Creciente, el flujo de bienes importados se compensó con las divisas obtenidas por el comercio ilegal de cocaína.
El narcotráfico fue el gran beneficiado de esas políticas, pues le facilitaron la injerencia en agencias del estado, el congreso, la fuerza pública, los organismos de control, la fiscalía y las altas cortes además de los servicios de inteligencia, medios de comunicación, empresas e iglesias de toda denominación.
Con ese acopio se desenvolvió la estrategia paramilitar.
Se crearon ejércitos privados. Entrenados, bien armados y protegidos por redes incrustadas en la fuerza pública, alentados por el precario y añejo anticomunismo para perpetrar masacres y desplazamientos masivos en territorios que, después, serían repoblados por gentes afectas al paramilitarismo o usados para desarrollar grandes proyectos agropecuarios de propiedad de empresas igualmente comprometidas con los paras.
Mismos cuerpos armados que, como se ha podido establecer judicialmente, cometieron asesinatos de civiles inocentes por fuera de combate (falsos positivos) y otras prácticas violatorias de los derechos humanos efectuadas con el respaldo del Estado, sistemáticamente, durante los gobiernos de Álvaro Uribe Vélez y sus sucesores Juan Manuel Santos e Iván Duque Márquez.
La democracia opaca del mercado
Ese periodo también fue letal para la democracia y afectó directamente a la Universidad Nacional.
Un autoritarismo de rostro amable, a veces, pero inflexible siempre, ejercido por una capa burocrática dedicada a aplicar modelos, métodos y metodologías impuestas por los poderosos mercados globales del conocimiento y la educación.
Así se instaló en el imaginario un tipo de universidad muy imitado, pero pocas veces igualado.
Una entidad cosmopolita con instalaciones postvanguardistas en campus de lujo, entre parques y alamedas, luminosos edificios de cristal resguardan institutos y centros científico-tecnológicos de película, rutilantes ceremonias, acreditados catedráticos, intelectuales versátiles, felices conferencistas, entrevistas, divulgadores, grabaciones, tertulia, televisión, publicidad, artículos buen pagos y en los teatros la entrega de diplomas.
Lea también la segunda parte de Las largas luchas por la democracia en la universidad – Parte 2
Titulada la mayor parte de la dirigencia colombiana en prestigiosas escuelas norteamericanas de ese tipo, optaron los sectores emergidos por buscar hacer lo propio aquí, en el interior para evitar, entre otras cosas, impuestos y extradiciones.
En Colombia, la oferta educativa universitaria privada tuvo un ritmo de crecimiento similar al del tráfico de licencias de Aerocivil en las últimas décadas del siglo pasado.
Las antiguas universidades-garaje transitaron hacia las nuevas universidades-parqueadero y luego a las novedosas universidades-centro comercial hasta llegar a las increíbles «Osea-univer-citys» que incluyen alojamiento doble en suites de alta gama, asesoría legal y contable y título profesional al gusto personal, por tiempo limitado.
Pragmática academia
La democracia, a semejanza del mercado, despliega sus atractivos cuando los integrantes de un colectivo se relacionan entre sí como diferentes en la igualdad e iguales en la diferencia.
Pero, a diferencia del mercado, el resultado de las transacciones económicas tiene una forma distinta en los intercambios sociales o culturales.
Aquí encuentra la tercera parte de Las largas luchas por la democracia en la universidad – Parte 3
Objeto de transacción se volvieron –tal vez con alguna demora en universidades estatales–, los ascensos, las becas y los permisos, años sabáticos, viajes de estudio, patrocinio de eventos, jugosos presupuestos para publicaciones e investigaciones en favor de los patrocinadores, etc.
La pragmática academia se adecuó al momento sin discurrir a fondo acerca de la realidad del país.
La alianza entre las élites políticas, narcas, militares y eclesiásticas copó los espacios universitarios, llenó de babosadas y mediocridad los debates y si no avanzó más en el deterioro del espíritu universitario fue por la resistencia vigorosa del estudiantado, de los profesores y trabajadores que mantuvieron, con algunas deserciones, la lucidez en esos tiempos tenebrosos.
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