Antonio Sanguino Páez
Sociólogo, Mag. desarrollo regional y PhD gobierno y administración pública. Ex senador y miembro de la Dirección Nacional del Partido Alianza Verde
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No ha sido una semana buena para el Congreso de la República. Esta institución republicana, escenario por excelencia para el debate publico y la representación de los mas diversos intereses de las ciudadanías en toda democracia, además de sus funciones legislativas, control político y de elección de órganos de control y magistrados de las cortes, ha entrado en un periodo de franca degradación y perdida de legitimidad.
Abraham Polo Polo, un energúmeno propagandista de la derecha más grotesca, ha descollado como figura destacada de este mal momento de nuestro parlamento, emulando a un tal JotaPe, otra “figura” similar del Senado. Tan ruidosos en redes y medios, como precarios en argumentos y razones.
La semana empezó con un mal chiste. La plenaria de la Cámara de Representantes había sido citada para la discusión y votación de importantes iniciativas legislativas. Destacar que se salvó la mesada catorce de los maestros en la jornada del martes, no evita la risa que produce saber que un proyecto de Ley -de autoría de la Representante Catherine Juvinao- destinado a reducir drásticamente la crónica costumbre del ausentismo, se haya hundido precisamente por ausentismo de los Representantes y su consabido “falta de quorum”. No se pudo vencer el ausentismo porque, quienes debían aprobar el proyecto, estaban ausentes.
Pero como el Congreso no podía ausentarse de la agenda mediática y de una de las discusiones del momento, saltó el debate sobre la reprochable canción de Karol G, J Balvin y otros regetoneros, que ofende la dignidad de nuestras niñas y adolescentes, y nos promociona como destino de turismo sexual infantil.
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La reacción parlamentaria fue una exhibición de autoritarismo insulso e ignorante. Dos Senadoras de fuerzas progresistas, ¡háganme el bendito favor!, la liberal Karina Espinosa y Sonia Bernal del Pacto Histórico, anunciaron un proyecto de ley con tufillo de “santa inquisición”: una norma para prohibir en las canciones de nuestra prolífica creación musical, letras como la del reguetón de marras.
Como si fuera poco, el tan promocionado debate de control político a la Vice Presidenta y Ministra de la Igualdad Francia Márquez y la Directora del DAPRE Laura Sarabia por la duplicidad de funciones y los bajos niveles de ejecución de esta cartera, símbolo de una agenda de izquierdas en la lucha contra exclusiones y desigualdades. A falta de un debate argumentado y de calidad, presenciamos el acostumbrado show del citante JotaPe: desenfundó su celular, se filmó poniendo cara amenazante y empezó a ejercer el sicariato digital contra las funcionarias citadas. Ese debate tuvo un lacónico final, sin las conclusiones debidas, por el abandono en masa del reciento protagonizado por los huidizos senadores.
La semana negra la cerró un grotesco Polo Polo que bolsa de basura en mano asaltó una sentida y artística puesta en escena de las valientes y emblemáticas Madres de Soacha victimas de los mal llamados “falsos positivos”, sangriento y doloroso legado de la era Uribe Vélez.
Abraham, representante a la Cámara, irrumpió en la plazoleta Núñez del Capitolio, también con celular en mano y destreza de parlamentario YouTuber, para profanar una escena de reivindicación de la memoria de los miles de jóvenes asesinados por balas oficiales representados por las botas con las que miembros y unidades del Ejercito los hicieron aparecen como “guerrilleros muertos en combate”.
El Congresista asaltante, recogió violentamente las botas expuestas, sin reparar que estas habían sido resignificadas por artistas plásticos, anunciando que serían depositadas en sitios de recolección de residuos.
Si este acto de odio y negacionismo del horror por delitos de lesa humanidad como los “falsos positivos”, los hubiese cometido el tal Polo Polo contras las victimas del Holocausto Nazi en Alemania o de las dictaduras de Franco y Pinochet en España y Chile, ya estaría procesado y condenado judicialmente, pagando en una cárcel su crimen contra los derechos de las víctimas. Ello porque, La Ley 10/1995 del 23 de noviembre tipificó como delito en el Código Penal Español la conducta negacionista y la apología al genocidio de la siguiente manera. “La difusión por cualquier medio de ideas o doctrinas que nieguen o justifiquen los delitos tipificados…. O pretendan la rehabilitación de regímenes o instituciones que amparen practicas generadoras de los mismo, se castigará con la pena de prisión de uno o dos años”. En igual sentido, el Consejo de la Unión Europea adopta la Decisión Marco 2008/913/JAI (a partir de ahora) que insta a los Estados miembros en su artículo 1.1. apartado c) y d) respectivamente a que sea penalizada “la apología pública, la negación o la trivialización flagrante de los crímenes de genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra tal como se definen en los artículos 6,7 y 8 del Estatuto de la Corte Penal Internacional…”
Para que esta semana no se repita, necesitamos no repetir un Congreso compuesto por personajes como los que protagonizan estos desafortunados shows. Ojalá, al momento de votar, recordemos que el recinto parlamentario albergó a Rafael Uribe Uribe, Jorge Eliecer Gaitán, Luis Carlos Galán, Álvaro Gómez, Bernardo Jaramillo o Antonio Navarro, para solo mencionar algunos.
Por lo pronto, la Cámara de Representantes, debería desagraviar a las madres de Soacha ofendidas en su propio recinto y tipificar el negacionismo como delito, mientras la Corte Suprema de Justicia y la Procuraduría producen sanciones penales y disciplinarias que garanticen la no repetición de estas conductas vergonzosas. Hay que desJotaPutizar el Congreso.
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