
Juanita Uribe
Estudió psicología, es escritora y columnista. Ha publicado textos literarios y de opinión en medios digitales e impresos, y ha sido premiada en concursos de escritura creativa. Su trabajo combina divulgación científica e histórica con crítica social y política.
•
Estamos tan sedientos de justicia que cualquier veredicto que lo declare culpable nos hace sentir victoriosos.
Esa sed de justicia por la palabra culpable, nos lleva a la emocionalidad de magnificar una condena.
Aunque todavía estás en libertad por no ser judicialmente culpable de los asesinatos que condenaron a un país a vivir, por décadas, en el horror y el terror, jamás serás libre, Álvaro
Tu esperanza narcisista quedará sepultada por los que, aún sedientos de ese símbolo de la palabra culpable, siempre te recordarán como lo que fuiste, aunque el estrado calle:
el verdugo de los nadies,
el patrón del miedo,
el titiritero de la sangre impune.
Porque hay condenas que no necesitan toga ni martillo.
Y hay nombres que, por más que huyan del juicio, no escaparán jamás del desprecio de la historia.
En lo personal, no tengo nada que celebrar.
Porque cuando un país ha aprendido a aplaudir migajas de justicia,
es porque lleva demasiado tiempo cenando con la impunidad.


Deja una respuesta