José Aristizábal García
Autor entre otros libros de Amor y política (2015) y Amor, poder, comunidad (2024)
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Las noticias de Gaza nos informan que, desde el 7 de octubre de 2023, hasta la fecha, van más de 42.000 muertos y cerca de 100.000 heridos. Los videos y las pantallas muestran ciudades destruidas, barrios calcinados, familias huyendo, campos de refugiados repletos, explosiones causadas por bombardeos incesantes, masacres día a día, cadáveres de hombres, mujeres y niños despedazados bajo los escombros, el brazo de un niño aquí, una pierna acá, una cabeza allá.
Han perdido su tierra, sus economías, su hogar. Malviven sin agua, sin comida, sin electricidad, sin medicamentos, sin poder trabajar. Están forzados a huir. Pero no tienen a dónde ir. Ningún lugar es seguro: ni mezquitas, ni hospitales, ni universidades, ni los campos de refugiados, ni aún las escuelas gestionadas por las Naciones Unidas (desde el comienzo de esta guerra, el ejército israelí ha destruido completamente 125 escuelas y universidades y parcialmente 336 escuelas y universidades). En el norte de Gaza se les conminó con los tanques de guerra a que se fueran al centro o al sur. Hace poco, Israel ordenó la evacuación de la población de Khan Younis, una ciudad del centro de Gaza. Cientos de miles llegaron hasta los campos de refugiados de Rafah, en el sur; allí también los persiguieron los misiles y las masacres. Y muy pocos tienen la posibilidad de traspasar la frontera al lado de Egipto. Se trata de un “asedio total” dentro de una gran cárcel/campo-de-concentración, donde todos los humanos pueden ser tratados como objetivos militares.
En el norte, viendo lo que le ha pasado a la mayoría de los vecinos que huyeron, muchos se quedaron resistiendo, deambulando, confinados bajo el fuego, en medio de montañas de basura, aguas residuales y un aire tóxico. En las últimas semanas, sectores políticos de la ultraderecha sionista, del ejército y algunos académicos, apoyados abiertamente por varios ministros, entre ellos el de Finanzas, Bezalel Smotrich, y el de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, han propuesto el llamado Plan Rabi-Eiland. Su objetivo es aplanar y alisar el territorio y completar su colonización, para lo cual el ejército ya ha ordenado una “limpieza” de todos los habitantes palestinos que sobreviven al norte del Corredor Netzarim. La orden de los altos mandos es explícita: «Eliminar a toda la población civil del norte, y quien permanezca allí será legalmente condenado como terrorista y sometido a un proceso de inanición o exterminio»[1] Como quien dice, otra ronda de terror para rematar de hambre o exterminar a quienes han quedado vivos.
¿No es esto un holocausto como el de los nazis, contra los judíos, gitanos y otros grupos considerados «inferiores», en Alemania, a mitad del siglo pasado?
¿Afecta eso sólo a los palestinos? ¿Podemos ser insensibles a este genocidio? Se trata de una tragedia que nos atañe a todos y nos abre los ojos hacia dónde se pretende llevar a la humanidad. En las otras guerras y conflictos armados, como Ucrania, Darfur, el Congo, etcétera, también hay otros infiernos locales, regímenes de terror y congéneres humanos en situaciones similares. Y la voracidad del capitalismo salvaje y el colonialismo exacerbados pueden llevar a una tercera guerra mundial, a una confrontación termonuclear.
Ellos, los palestinos que sufren, aunque golpeados y negados, tienen futuro; en medio de su dolor, su resistencia, sus cantos, sus niños sobrevivientes, sus afectos, son la vida que renace. Los genocidas y torturadores están muertos en vida; cegados por la furia del capital y la degradación del sistema, son poseídos por una tendencia irremediable a la muerte, al terrorismo, al igual que sus políticas.
(Ayer, primero de octubre, Israel, luego de asesinar a los jefes de Hamás y de Hezbolá, de bombardear Beirut y el sur del Líbano, ha iniciado otra invasión terrestre de este último territorio donde crece el número de muertes. Irán respondió con una arremetida de más de doscientos misiles a los repetidos ataques de Israel. Estados Unidos, Reino Unido y Francia continúan concentrando tropas y equipos militares en la región apuntando a Irán. Rusia y China no pueden dejar caer a Irán. El escalonamiento de la guerra es imparable).
Ante una civilización hundida en la barbarie y la inhumanidad, que quiere someter al mundo a un holocausto global, quizás sea una revolución basada en las potencias de la vida y del amor la que pueda construir otra, radicalmente distinta.
[1] Ver: El plan para liquidar el norte de Gaza está cobrando forma, Meron Rapoport, 18/09/2024, en https://www.sinpermiso.info/textos/el-plan-para-liquidar-el-norte-de-gaza-esta-cobrando-forma
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