Víctor Solano Franco
Comunicador social y periodista
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Cada 3 de julio, el mundo conmemora el Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico, una fecha que nos invita a reflexionar sobre el impacto ambiental del plástico y la necesidad imperiosa de reciclarlo.
Este año, la reflexión cobra una relevancia especial en Colombia, ya que a partir del 7 de junio de 2024 quedó prohibida la producción y uso de plásticos de un solo uso, en cumplimiento de la Ley 2232 de 2022. Esta ley abarca artículos como bombillas, revolvedores, cubiertos (tenedor, cuchara y cuchillo) y palillos de plástico, todos ellos ahora prohibidos. Este paso legislativo subraya la urgencia de adoptar prácticas más sostenibles y abrazar el concepto de la ‘Economía circular’.
La Economía circular es un modelo económico que busca mantener los productos, materiales y recursos en uso durante el mayor tiempo posible, minimizando así los residuos y cerrando los ciclos de vida de los productos a través de su reciclaje y reutilización. Aplicado al plástico, esto significa que en lugar de ver el plástico usado como basura, debemos considerarlo una materia prima valiosa que puede ser reintroducida en el ciclo de producción para crear nuevos productos.
Reciclar el plástico es crucial por varias razones. En primer lugar, reduce la cantidad de residuos que terminan en vertederos y océanos, mitigando así el daño ambiental y la contaminación que afecta a la vida silvestre y a los ecosistemas marinos. En segundo lugar, reciclar plástico consume menos energía que producir plástico nuevo a partir de materias primas vírgenes, lo que contribuye a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y a la lucha contra el cambio climático, como nos lo piden los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Una de las disposiciones clave de la Ley 2232 de 2022 es que para 2025, las botellas PET de agua potable deberán fabricarse con un mínimo de 50% de materia prima reciclada pos-consumo nacional o pos-industrial derivada de procesos productivos propios. Este es un paso significativo hacia una economía circular que asegura que los plásticos vuelvan a la cadena de producción en lugar de convertirse en residuos.
Otro aspecto importante de la ley es la prohibición de plásticos oxodegradables. Según la ley: «En el plazo establecido en el numeral segundo del artículo 6°, queda prohibida la introducción en el mercado, comercialización y/o distribución en el territorio nacional de productos fabricados total o parcialmente con plásticos oxodegradables».
Para lo que es no estén acostumbrados al exótico término (y me incluyo), los plásticos oxodegradables son aquellos que contienen aditivos que les permiten descomponerse más rápidamente que los plásticos convencionales cuando se exponen al aire o la luz. Sin embargo, en lugar de biodegradarse completamente, estos plásticos simplemente se fragmentan en microplásticos, que siguen siendo perjudiciales para el medio ambiente.
Los ejemplos de productos que se pueden crear a partir del plástico reciclado son numerosos y diversos. Botellas de agua y refrescos pueden transformarse en fibras para fabricar ropa y calzado deportivo. Envases de alimentos y detergentes pueden convertirse en mobiliario urbano, como bancos y mesas para parques, o en materiales de construcción, como tuberías y tejas. En Socorro (Santander), Madecoplas, unos emprendedores locales, fabrican parques infantiles en madera plástica y postes para las cercas de las fincas, entre otros productos. Incluso se pueden producir componentes para automóviles y electrodomésticos a partir de plásticos reciclados.
Además, la tecnología avanza rápidamente y permite innovaciones sorprendentes. Por ejemplo, existen iniciativas que convierten el plástico reciclado en filamento para impresoras 3D, lo que abre un mundo de posibilidades para la fabricación de objetos personalizados y de bajo costo, lo que hoy en día se conoce como manufactura a baja escala. En la moda, algunas marcas ya están produciendo prendas de alta calidad a partir de botellas de plástico recicladas, demostrando que la sostenibilidad puede ir de la mano con la creatividad y el estilo.
Sin embargo, para que el reciclaje de plástico sea verdaderamente efectivo, es esencial que todos asumamos nuestra responsabilidad. Esto implica no solo separar y reciclar adecuadamente nuestros residuos en la fuente, sino también reducir nuestro consumo de plástico de un solo uso. Optar por bolsas reutilizables, evitar productos sobreempaquetados y elegir artículos fabricados con materiales reciclados son acciones cotidianas que marcan la diferencia. Si va a comer bocadillos veleños, que a muchos nos encantan, compre aquellos que tienen como empaque natural la hoja de plátano y evite lo que los empacan en plástico.
Las empresas también tienen un papel fundamental. Adoptar prácticas de producción más sostenibles, diseñar productos pensando en su reciclabilidad y promover el uso de materiales reciclados son pasos cruciales para avanzar hacia una economía circular. Los gobiernos, por su parte, deben implementar políticas y regulaciones que incentiven el reciclaje y desincentiven el uso de plásticos no reciclables, además de invertir en infraestructuras de reciclaje eficientes. En Colombia por fin el Estado avanzó en ese camino.
La prohibición de los plásticos de un solo uso en Colombia es un paso importante hacia un futuro más sostenible, pero requiere del compromiso de todos los actores de la sociedad. El Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico es una oportunidad para recordar que el cambio está en nuestras manos. Al reciclar el plástico y apoyar el modelo de economía circular reducimos la contaminación, preservamos los recursos naturales y fomentamos un futuro más sostenible y resiliente.
No podemos decir tan fácilmente un rotundo “No” al plástico, pero si podemos tener un uso más racionado y racional; ojalá progresivamente lleguemos a ese día en que todo el plástico que consumamos sea escuchar con detenimiento la crítica social que realiza Rubén Blades en su icónica canción.
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