Francisco Cepeda López
Profesor y músico
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El mundo (industria) del espectáculo se considera -en general- una banalidad. Por ello, cuando Bob Dylan fue distinguido con el Nobel de literatura, no pocas voces -cual campanas a rebato- gritaron su inconformidad con esa decisión. No es posible, se dijo, que la Academia Sueca premiara a “ese rockero maleducado y arrogante” por encima de “verdaderos escritores”.
Dicho organismo, por su parte, dijo que lo reconoció por «haber creado nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción estadounidense».
Dylan es el primer compositor en ganar el Premio Nobel de Literatura, un honor que generalmente se ha conferido a poetas y novelistas.
Sara Danius, secretaria permanente de la Academia Sueca, dijo de Dylan que «durante 54 años ha estado inventándose a sí mismo». De «Blonde on Blonde», su séptimo disco de estudio, afirmó que se trata de «un extraordinario ejemplo de su brillante manera de rimar, de juntar refranes, de su brillante forma de pensar».
«Su lirismo es exquisito. Está demostrado que sus temas son eternos. Pocos poetas habrán sido más influyentes» … «Su trabajo se mantiene totalmente carente de convencionalidad, prestidigitación moral o pábulo pop», acotó Bill Wyman, el exbajista de los Rolling Stones para el diario estadounidense The New York Times en 2013.
Para el desconsuelo de las momias vocingleras, acaba de repetirse la herejía. Así la informó el portal Infobae: “Joan Manuel Serrat, figura de la música en lengua hispana, recibió el “Premio Princesa de Asturias” de las Artes 2024 en una ceremonia en la que compartió una reflexión sobre su trayectoria y sus valores”.
Serrat ha sido una de las figuras más destacadas de la canción contemporánea. Sus canciones forman parte de la memoria emocional de varias generaciones en España y América Latina. Escribe y canta, tanto en catalán como en castellano, dos lenguas que ha fomentado y ayudado a progresar, lejos de cualquier enfrentamiento, desde un equilibrio natural como vehículos de concordia y entendimiento.
Su poética narra sentimientos hondos. Cada canción es un poema. Cuenta bellamente las historias que hieren o alegran el alma, las que nos desgarran o nos hacen dichosos, las que cuentan el pasado no exento de tristeza o recuerdan las pequeñas abundancias. Lo muestra el texto de la canción con la que cerró su intervención en la ceremonia:
Uno se cree que las mató el tiempo y la ausencia
Pero su tren, vendió boleto de ida y vuelta
Son aquellas pequeñas cosas
Que nos dejó un tiempo de rosas
En un rincón, o en un en un cajón.
Como un ladrón, te acechan detrás de la puerta
Te tienen tan a su merced, como hojas muertas
que el viento arrastra allá o aquí
Que te sonríen tristes y, nos hacen que
Lloremos cuando nadie nos ve.
Y, como si fuera poco, miren lo que dijo el propio Serrat en su discurso de aceptación del mencionado premio: “Vengo de una larga posguerra y de una familia humilde que me dio lo mejor que podrán hallar en mí. En el camino azaroso fui encontrando las razones para seguir adelante y con el impulso de los sueños llegué hasta aquí (…) Prefiero los caminos a las fronteras, la razón a la fuerza y el instinto a la urbanidad. Soy un animal social y racional que necesita del hombre más allá de la tribu. Creo en la tolerancia. Creo en el respeto al derecho ajeno y el diálogo como la única manera de resolver los asuntos justamente. Creo en la libertad, la justicia y la democracia. Valores que van de la mano o no lo son”.
Dylan y Serrat, cantautores, junto a otros, de tiempos de sueños y rebeldías. Varios de ellos, más explícitos en sus opciones y compromisos políticos, más que laureados, fueron perseguidos: Alí Primera, Alberto Cortes, Víctor Jara y, la muchas veces cantada, Violeta Parra. Estas personas llevaron al aire sus voces con poemas cantados que acompañan aun nuestro empeño en poner “topos” a las utopías.
Con ellas por compañía, mi generación y algunas otras, crean y recrean una manera de estar en los acontecimientos de este tiempo nuestro, tan “hostil, contaminado e insolidario donde los valores democráticos y morales han sido sustituidos por la avidez del mercado, donde todo tiene un precio”, Como lo dijo Serrat.
Las y los cantautores nos han dado mucho más que “aquellas pequeñas cosas ”.
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