Laura Cabeza Cifuentes
Antropóloga con opción en literatura. Magíster en literatura
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Esta semana asistí de forma virtual al III Seminario Iberoamericano de Primera Infancia, que se realizó de forma presencial en la ciudad de Cali, los días 9 y 10 de septiembre en cabeza de la Unesco, CERLALC (Centro Regional para el fomento del Libro en América Latina y el Caribe), la OEI, la universidad ICESI, con el apoyo de MinEducación, Comfandi, Fundalectura y otras entidades de orden público y privado. En general un panel muy nutrido. Resulta que muchas cosas hermosas suceden con esta población tan vital para la existencia humana.
Me enteré de temas y recordé otros que despertaron nuevamente mi interés, por ejemplo, ¿sabían que los niños de primera infancia, que asisten a entidades públicas especializadas en su cuidado, no asisten para educarse en el sentido académico de la palabra? No es así en las privadas que, con tal de vender el cupo, prometen a los padres que sus hijos saldrán construyendo modelos atómicos del universo en escala real y les cobran cualquier cantidad de dinero; Pero no es de eso de lo que quiero hablar. El asunto es si los niños no van a estos espacios a aprender ¿A qué van?
La respuesta que daba una de las panelistas ayer es: “a ser cuidados” no es eso increíblemente bello. La definición de cuidar es “poner diligencia, atención y solicitud en la ejecución de algo” pensar que hay personas que se especializan en proveer a otros de lo necesario para su bienestar es casi como la definición de amor lo que es muy conmovedor (y también utópico), pero pensemos en lo bello, porque ahí no termina esta historia.
En coherencia con lo anterior el Seminario giró en torno a la lectura como herramienta de cuidado, herramienta de vínculo emotivo afectivo tanto de los infantes como de sus cuidadores, la lectura y el libro como juego y juguete, la importancia del lenguaje como elemento para la construcción de mundos posibles, como fundamento para la consolidación de la identidad desde la primera infancia (quién soy, qué quiero y qué no) y la joya de la corona: la conferencia inaugural en la cual la panelista habló de la poesía como una necesidad básica que debía ser satisfecha, para lo cual podemos valernos del lenguaje y del libro. Hubo música, títeres, mímica, libros de todos los tamaños y texturas y por supuesto las TIC´s con sus pros y sus contras.
Todo lo anterior, claro, estaba pensado para los cuidados de la primera infancia como un acto vital. Pero podemos imaginar que todos estos poderes del libro, el lenguaje y la lectura fueran extendidos al mundo en general. Promover estas herramientas de cuidado con ahínco, como un derecho fundamental. El derecho a la producción de tiempo para la contemplación y el derecho al consumo de poesía, ¿No seríamos más felices?
Varios de los panelistas hacían énfasis en la importancia de que los adultos asistentes (maestros y cuidadores) se vincularan a estos procesos de cuidado desde la activación de su propia sensibilidad infantil, entablando relaciones horizontales de respeto y escucha activa, para lo cual es indispensable que los adultos recobremos el vínculo con la infancia y todo lo que ella implica: el asombro, la ternura, la intuición, la duda.
Qué cosa más difícil es para un adulto dejar salir a jugar su infancia, y que importante viene a ser en los procesos de cuidado que el cuidador se tome el trabajo de volver a su infancia sin vergüenza, sin miedo al ridículo y a esta estética de lo esencial. Todos estamos heridos, por lo mismo quizá surge esta necesidad de hablar del cuidado de la primera infancia. Es vital re-establecer un vínculo sano con las cosas fundamentales de la existencia para poder cuidar (amar) desde el respeto y no solo a la infancia, aunque sí con prioridad a ella.
Aquí la razón por la cual muchos padres están dispuestos a pagar cantidades absurdas de dinero, quieren que alguien más haga ese trabajo duro por ellos porque es más sencillo sentar, aquietar, callar, pagar e ignorar que escuchar, atender, comprender, respetar y vincular. De no ser así imaginan ¿Cuántas infancias y mayorías de edad plenas habitarían el planeta? Y pensar que tanta belleza está a la distancia de un cuento para la infancia. P.D ¿Sabían que en septiembre Colombia se viste de libros y letras? Hay fiesta del libro en Cúcuta, Feria Internacional del Libro en Armenia y Quindío, Fiesta del libro y la Cultura en Tumaco, Fiesta del libro y la Cultura en Medellín, Feria Insular del Libro de San Andrés Islas, Feria del Libro de Boyacá, Festival Iberoamericano de Poesía de Fusagasugá y las ñapas de octubre Feria del libro Temporada de Letras Pasto e Ipiales, XI Festival de literatura Nos queda la palabra en Manizales.
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