
Carmen Anachury Diaz
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Penosamente es así.
Hace pocos días fue evidente a ver como el presidente Petro con la rigurosidad de economista jugado en las grandes ligas de los datos y análisis de estos, nos mostraba sin mayor pretensión, la verdad de los logros del gobierno, los avances de este en varios sectores de la economía del país en este ultimo año, pero también cuales son los escollos por superar, donde algunos aspectos del desarrollo están muy a largo plazo y los retos que demanda su ultimo año de gobierno.
Cualquier persona medianamente informada, habría escuchado con expectativa, haciéndose preguntas sobre, por ejemplo, los indicadores económicos que no son temas de la cotidianeidad, uno de ellos tener una inflación con 5 puntos menos con respecto al gobierno anterior. Eso es lo que una cree acá, hacer ese tipo de acción política pedagógica con responsabilidad por el pueblo que lo eligió y los que no también; generaría una oleada de comentarios críticos si, pero en clave propositiva o prospectiva. No, así no fue, ni es, ni será.
La representante Garrido, muy bien puesta ella en su papel, se encargo de desvirtuar, deslegitimar, subestimar, desbaratar a su modo, todo lo que el presidente Petro presento; pero ese no es el problema, porque en la democracia todas las voces por muy altisonantes que sean deben tener su oportunidad. El asunto es que la representante de Cambio Radical se despachó de tal forma que su “verdad” es hoy en todos los medios, irrefutable y heroica por demás. Todos los medios al servicio del establecimiento se dedicaron a amplificar lo dicho por ella , magnificando su osadía y capacidad de confrontar al Presidente , sin que un solo periodista se atreviese a connotar la ausencia de rigor en su argumento, por tanto, en vez de ayudar a provocar un debate con altura, ella lo redujo a su mínima expresión con la anuencia de varios connotados periodistas nacionales.
Al darse cuenta como le hacían loas a la mentira que se viste del derecho a decir lo que se siente sobre lo que es adverso a los intereses políticos; una vez más confirmo que la mentira es la reina de la comunicación, sobre ella esta la responsabilidad para la toma de decisiones y acciones en muchos ámbitos de la vida diaria, pero sobre todo en la política. La verdad es la cenicienta.
De nada valió esa excelente provocación pedagógica que hizo el presidente Petro buscando hacernos entender cuáles son los indicadores que miden el éxito o fracaso en la política económica de un país con el reto de transicionar hacia la justicia social y paz total . Eso perdió audiencia porque en este tiempo, soltar una mentira cuando s la verdad te golpea de frente, produce miedo-pánico- horror- rabia- dolor, y esas emociones se deben evitar. la mentira con su trasfondo morboso genera más tranquilidad, además el reto es ninguno: solo hay que creer sin importar lo que suceda al dejarla suelta y amplificada.
Una de las verdades para aceptar con pena es: Nos estamos rajando en pensamiento crítico, reflexivo, propositivo desde hace rato, pero los limites están desbordados sin control alguno.
Cuando la verdad se sacrifica, la frustración, decepción y desconfianza se anidan cómodamente.
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