
Puno Ardila Amaya
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—Debemos tomarnos muy en serio esta temporada que viene, porque toca escoger entre los candidatos para llegar a la Presidencia —señaló Catalina Arana solemnemente.
—¡Eso! —ladró Maurén—. Tenemos que tumbar a ese guerrillero terrorista que acabó con este país.
—¿Y por qué hay que tumbarlo, Maurén? —preguntó el ilustre profesor Gregorio Montebell.
—Pues porque hay que defender la democracia y recuperar nuestra libertad.
—Suena bastante paradójico eso de “tumbar” a un presidente elegido en democracia precisamente para defender la democracia, pero entiendo que vivimos entre paradojas y contradicciones. La democracia es un «sistema político en el cual la soberanía reside en el pueblo, que la ejerce directamente o por medio de representantes», y nuestra sociedad «reconoce y respeta como valores esenciales la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley». No solo eso; también hay «participación de todos los miembros de un grupo o de una asociación en la toma de decisiones».
—¿Cuál libertad respeta este gobierno? —replicó Catalina Arana— Petro no ha hecho sino acabar con todas las instituciones y nos tiene sumidos en la miseria.
—Si me permiten, mis queridos contertulios —intervino El Sapo Inquisidor—, pensemos en libertad como la «facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos»; además del hecho de no ser esclavo y de que se «asegure la libre determinación de las personas»
—Sí —continuó Montebell—, y también la libertad es la de «quien no está preso, o que ha sido excarcelado», y ahí sí qué supone uno… Y libertad también se refiere a no estar obligado a cumplir ciertos deberes, y también a la «contravención desenfrenada de las leyes y buenas costumbres», igual a libertinaje, desenfreno, contravención, indisciplina, atrevimiento, osadía; y ahí también qué supone uno….
Piense, Maurén, seriamente y con franqueza, que es importante la lectura y la confrontación de la información para tomar decisiones tan importantes como la escogencia de un presidente; lamentablemente, en nuestro país, quienes llevan al pueblo a las urnas se han aprovechado de la ignorancia de los votantes, y hoy eso está multiplicado por medios de comunicación mercantilistas y redes sociales sin control.
Acerca de su primera afirmación, Catalina, ¿tienen ya algún candidato preferido?
—Claro que sí. De hecho, tenemos varios que pueden acabar con esta dictadura.
—Ojalá hubieran entendido lo que acabo de decirle; sé que es complicado. Perdónenme la pregunta, sin entrar en discusiones inútiles: aparte de la fijación de tumbar a Petro y acabar con él, ¿esos candidatos tienen propuestas de desarrollo, de administración pública, de gobierno?
—Claro que sí.
—¿Y cuáles son esas propuestas?
—Bueno, hay tantas… Estamos en eso.


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