
Rocío R. Soto
Inquieta, reflexiva, apasionada, intensamente apasionada
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El Quinto comparte con ustedes cuatro poemas de la poeta costarricense Rocío Soto.
NACÍ
Nací en el ocaso de la guerra fría
(que no era fría)
en el término de la revolución sandinista
once meses, quince días después de la caída del muro de Berlín
Nací en una centuria vanguardista
en la cuerda floja baladí del prozac
en pleno imperio del armamento nuclear
nací en la no recomendación de nacer
a los 35 de mi madre
nací llorando
desnuda
de cabeza
nací.
LA ESPERA
Camino,
me detengo.
Ese pétalo ha abandonado el botón,
un hilo a la rama ato
y cuelgo estas ganas de decirte:
que yo también espero a Godot.
COLGAR
La muerte se muere de risa
pero la vida se muere de llanto.
Alejandra Pizarnik
Colgar las llaves detrás de la puerta
como si fuera el último portazo
colgar el abrigo en el perchero
desnudarse
colgar las flores secas
vencidas de obsequios anteriores
colgar un hilo al pulgar
purgar el infierno: la masturbación
colgar los ánimos de un cuadro sin arterias
o colgarse las arterias del desánimo
colgar las tenis en el cableado
sostener el pulso eléctrico del brazo
colgar el teléfono a dios
y al del otro lado
cuelgan las velas de un barco a la mar
las banderas a media asta
cuelgan los sufijos de andar andando
como ayer
por desacato
quién se colgara.
EL SACERDOTE
Frente a frente,
sentada en el banquillo de las culpas,
a mis espaldas:
un recorrido de la barbarie,
todo lo que se puede considerar una barbarie,
la única verdad que encarnó un cuerpo,
o la única mentira,
que podía confesar.
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