
Puno Ardila Amaya
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*La anunciada paz que (por fin) llega a Gaza se recibe con alegría, pero no sé por qué (o quizás sí) trae un saborcito a raro, como a plomo rancio, como a metal acuñado… Como que tiene tintes de pesca en río revuelto. Ojalá estemos equivocados, y el mundo pueda tener motivos para agradecerle (por fin) algo a Trump. Amanecerá y veremos…
*Hablando de Trump, María Corina Machado le ofreció su premio Nobel a este hijo de inmigrantes irlandeses que tanto odia a los inmigrantes y a los latinos, como Machado. Un premio que nos pone a preguntarnos acerca de varias cositas: las dinámicas y los procesos que terminaron en el premio; la posibilidad de intervención en ese interminable gobierno irregular; la alegría de muchos colombianos, que era rabia cuando el premio fue para un colombiano…
*Y, hablando de premios y reconocimientos, la Gobernación de Santander otorgó a María Luisa Piraquive la condecoración “Orden Ciudadano Meritorio” en la más alta distinción; por haber nacido en Chipatá, porque el balance de su prontuario definitivamente no es nada halagüeño.
*Las carreteras en Colombia tienen décadas de atraso, y su mantenimiento depende de recaudos que no siempre corresponden con la inversión. Eso en términos generales, porque, de todos modos, podemos encontrar algunos buenos niveles de infraestructura, como en el Valle del Cauca, en el Eje Cafetero y en la costa Atlántica, que —como dice un amigo paisa— también roban, pero dejan algo para las obras. En Santander, en cambio, es vergonzoso todo lo relacionado con las vías, en donde el robo al erario y a los proyectos viales y de infraestructura salta a la vista al tiempo con cada salto que dan quienes transitan por esos caminos de herradura, que es tal vez la manera menos indigna de llamar a la red vial que tienen que soportar los santandereanos, atestada —además— de peajes.
*Las firmas que respaldan al montón de aspirantes a la presidencia suman más que el número de votantes habilitados en Colombia. Como cada aspirante debe recoger alrededor de 630.000 firmas para que pueda ser aceptado por la Registraduría, la suma de firmas es de 46 millones, muy por encima de los votantes habilitados. ¿Cuál es el secreto?; para que sea legal, no lo sabemos; pero por qué se da este tipo de fenómenos sí que lo sabemos: nuestra débil y enferma democracia tiene que pagar por estos “emprendimientos”, que muchas veces no alcanzan a llegar ni a la verdadera época electoral, como el corrupto Barbosa, que ya sacó el jopo.
*Inició el proceso contra el Popopolo y, como era de esperarse, le tocó llegar solito, pero, en cambio, parece que hasta la justicia social sí le está llegando. Vamos bien.
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