
Víctor Solano Franco
Comunicador social y periodista
•
Hace 70 años, las mujeres colombianas lograron lo que parecía imposible: el derecho al voto. Con la aprobación en 1954 y su ejercicio en 1957, el plebiscito del Frente Nacional marcó el comienzo de una nueva etapa en la historia de la democracia en el país. Sin embargo, este derecho no llegó sin lucha. Desde el acceso a la educación superior en 1934 hasta el derecho sobre sus bienes en 1932, las mujeres habían pavimentado el camino hacia una ciudadanía plena.
Pero quizás la historia más fascinante —y la menos conocida— ocurrió un siglo antes, en 1853, cuando la provincia de Vélez reconoció el voto femenino, siendo la primera en América Latina en hacerlo. Por supuesto, Santander tenía la fama bien ganada de ser el gran bastión del radicalismo liberal y por eso se atrevió a escribir en las 11 páginas manuscritas de su constitución provincial que avaló como “electores todos los habitantes de la provincia casados o mayores de veintiún años”. Aunque la Corte Suprema de la época desestimó esa conquista dos años después alegando que las mujeres de una provincia no podían tener más derechos que las neogranadinas, por ejemplo, ese episodio marcó un precedente para lo que vendría más tarde.
Hoy, el voto femenino es un derecho consolidado, y muchas mujeres han demostrado su valía en cargos de elección popular. Sin embargo, aún persiste la duda sobre nuestra madurez como sociedad para elegir a una mujer como Presidente. El patriarcado, las resistencias culturales y la percepción de que los liderazgos femeninos son excepcionales y no la norma siguen frenando este avance.
‘Estimados Señores’, la película de Patricia Castañeda que se estrenó este 28 de noviembre en las principales ciudades, nos recuerda que el camino de la lucha femenina no es lineal ni rápido. El reconocimiento de las mujeres como ciudadanas fue una conquista colectiva, pero su pleno ejercicio —como votantes y elegibles— sigue enfrentando barreras visibles e invisibles.
La verdadera democracia no solo es aquella en la que todos puedan votar, sino aquella en la que cualquiera, independientemente de su género, pueda liderar. A Colombia todavía le falta ese hito, y quizás esta película sea un recordatorio de que el cambio está en nuestras manos.
Para mantenerse al día con nuestras publicaciones directamente en su cuenta de WhatsApp, haga clic en el botón “SUSCRIBIRME”.
Deja una respuesta