Juanita Uribe estudió psicología, es escritora y columnista. Ha publicado textos literarios y de opinión en medios digitales e impresos, y ha sido premiada en concursos de escritura creativa. Su trabajo combina divulgación científica e histórica con crítica social y política.
Porque hay condenas que no necesitan toga ni martillo.
Y hay nombres que, por más que huyan del juicio, no escaparán jamás del desprecio de la historia.
La guerra no entra en la moral. Esa moralidad es un placebo para conciencias tranquilas: la historia se decide en arsenales, logística y sangre, no en hashtags de paz.
El duelo por la muerte de un hijo no se escribe: se encarna. Es un tajo abierto en la médula del ser. No lágrimas ni consuelos: un vacío que desgarra las entrañas y derrumba hasta a los dioses.
La verdadera conquista no fue territorial. Fue simbólica.
Nos quitaron la idea de imperio, nos hicieron odiar nuestra tradición.
Y lo más eficaz: ya no hay necesidad de opresión cuando el oprimido cree que ha elegido su lugar.
No necesito estar soltera para cuestionar conductas irrespetuosas, ni estar herida para exigir respeto. No hablo desde la carencia, hablo desde la ética.
No todo texto nace desde la euforia del Eros. A veces escribir es una forma de pelearle a la muerte interna intelectual. De decir: aún estoy aquí, aunque lo que salga me dé vergüenza.
En Colombia, los derechos humanos se han convertido en un salmo burocrático. Se repiten en discursos como mantras, se imprimen en cartillas, se recitan…