Roque Monteiro
Cultivador de escritos, alimentos y animales
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Sería ingenuo pensar que no lo quieren defenestrar, o asesinar. Lo que me parece inane es su estrategia de defensa: gritar a pulmón herido, convocar a sus prosélitos a marchar, tildar a sus detractores con cuanto descalificativo tiene en su repertorio y propiciarse túnel carpiano de tanto trinar y trinar.
Cazar peleas con Fico, Vicky y demás de tal redil y referirse a ellos con apelativos de baja calaña, es ponerse a su altura, es carecer de clase, es apelar, como ellos, al cuchillo que, cual ñeros, llevan al cinto y bajo la camisa.
¡Recapacite presidente!, marque terreno, trace otras líneas, pelee con sutileza, con grandeza y no como un barra brava a la salida del estadio, guarde la “patecabra”, déjesela a ellos y más bien tráigalos a su terreno, el de la reflexión intelectual, al del equilibrio y la templanza de estadista. Ahí las armas de ellos, no pueden ofenderlo ni causarle heridas a usted ni al país que usted intenta dirigir.
Cada vez que usted decidió ir al cuadrilátero al que ellas y ellos lo citaron, le ganaron por nocaut. Allí, son amos y señores. Conocen todas las argucias y las trampas. Saben usar la mentira y las verdades a medias para ofenderlo a usted ya su familia, conocen los mecanismos para crear rumores y hacerlos circular como si fueran la gran noticia del respectivo día. Así, usted queda dos pasos atrás de sus detractores: solo puede reaccionar cuando ya ha recibido el golpe, nunca va a la ofensiva, jamás le habla al país “antes de” sino “después de qué”.
Carece el mandatario de una estrategia de comunicación real, más allá de RTVC y su celular. Tenerla, le podría garantizar que se rodea, no sólo de quienes ya son sus simpatizantes, sino de millones de personas que, atónitos como yo, advertimos la pugnacidad política y social en la que estamos imbuidos, que nos repudia y de la que queremos salir.
Sus mayores logros han pasado inadvertidos y no tan solo porque los medios tradicionales los oculten sino porque no ha tenido el cerebro suficiente para masificarlos, para generar otras percepciones, para propiciar nuevos ciudadanos con capacidad de analizar a los medios de comunicación y las redes sociales desde donde se empaña su labor.
Los medios de comunicación alternativos, para citar un escenario, son definitivos, pero los ignora, a tal punto que la ley de medios parece una quimera con caparazón de tortuga. Pero, bueno, parafraseando a Joyce, no me queda nada distinto a decir que “y en vista de que no puedo cambiar de país, cambiemos de tema”
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