Mariana Wandurraga
Psicóloga y activista por los derechos de las mujeres y del territorio
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Nos encontramos al borde del partido que permitirá definir qué equipo será proclamado campeón del fútbol profesional colombiano (FPC). El sábado 15 de junio a las 7:30 PM en el estadio El Campín de Bogotá, se enfrentarán el Atlético Bucaramanga y el Independiente Santa Fe en esta contienda por el título.
El Atlético Bucaramanga ha logrado clasificar a la final del torneo colombiano después de 27 años. Esta es su segunda final desde 1997, cuando compitió por el título frente al América de Cali.
Este éxito del Atlético Bucaramanga ha sido posible gracias al respaldo de su hinchada popular. Los aficionados son el motor que ha impulsado al equipo hacia esta final. Dentro de este grupo de seguidores, destaca la Fortaleza Leoparda Sur (FLS), Los Fortines PTE, La Banda Leoparda, La Murga, la Tienda Leoparda, Coraje Leopardo, entre otras barras. De acuerdo con sus integrantes y dirigentes, todas ellas buscan ser reconocidas y tratadas con respeto y sin que se les considere grupos de marginales peligrosos.
La Fortaleza Leoparda Sur (FLS) por ejemplo, fundada en 1998, ha integrado a individuos de diversos orígenes: “Vagos, borrachos, metaleros, punks, skins, indios, ñeros, estudiantes, pero con un amor incondicional por el Atlético Bucaramanga”, según dice en su historia. En la actualidad, tiene más de 300 integrantes. La FLS se ha comprometido a cambiar la percepción negativa que algunos sectores de la sociedad tienen de las barras bravas y, al mismo tiempo desarrolla una serie de actividades con las cuales promueve la transformación cultural de los hinchas.
En ésta y otras barras hay personas de los sectores más vulnerables y desfavorecidos de la sociedad: vendedores ambulantes, estudiantes, obreros, trabajadores informales, motociclistas, consumidores de marihuana e incluso mujeres, entre otros grupos que suelen ser objeto de persecución por parte de la sociedad y las instituciones.
Mientras brindan apoyo a su equipo, construyen un escape a las dificultades de sus vidas cotidianas. También crean y recrean señas de identidad y lazos comunitarios alrededor de la alegría, los abrazos, los cánticos, las músicas y “los trapos” con los cuales se distinguen y animan a su equipo del alma.
Las barras del Bucaramanga demuestran una gran capacidad de aguante: siguen y animan al equipo aunque éste pierda, empate o gane; aunque gane o no los títulos que disputa. Estas barras, para alentar a su equipo, hacen viajes largos, de más de 12 horas en buses, mulas, camiones; organizan rifas para comprar las boletas que les permitan entrar al estadio a empujar al equipo con sus voces. Por eso, estas barras han sido fundamentales, tanto en los triunfos como en los momentos de adversidad del Atlético Bucaramanga.
Sin el apoyo de barras como ésta, no estaríamos considerando la posibilidad de que Bucaramanga sea campeón, ni siquiera un equipo. Óscar Iván Salcedo, uno de los líderes de la FLS, destaca que ir al estadio es una celebración en la que tanto ellos como los demás espectadores y los propios jugadores pueden disfrutar. Es por eso que llevan bombos, banderas y grupos de música para motivar a los jugadores mientras entran al campo de juego.
La creciente popularidad del Atlético Bucaramanga ha generado un gran impacto en toda la región de Santander, atrayendo a seguidores de diversos estratos sociales que se unen en un ambiente festivo, marcado por el ritmo de las cumbias y la emoción, mientras el equipo se acerca a conquistar su primera estrella.
La barra, lejos de ser una moda pasajera, representa una hinchada arraigada que brinda un apoyo incondicional a su equipo, sin necesidad de trofeos para demostrar su lealtad. Han estado presentes en todo momento, en los momentos de triunfo y en las dificultades. Sin su respaldo, el Atlético Bucaramanga no habría llegado a la final. Sin embargo, muchos de los hinchas se encontraron con la decepción de quedarse sin boletas para el primer partido de la final, debido a la compra masiva realizada por alcaldes, concejales y funcionarios.
La victoria del Bucaramanga debería ser el punto de partida para los santandereanos en la promoción de una cultura futbolística más inclusiva y respetuosa. Reconocer el papel fundamental de las barras populares es esencial, dado que enriquecen la experiencia del fútbol y tienen un impacto significativo en la vida social y cultural de las comunidades donde habitan.
Es crucial que las instituciones como la Gobernación de Santander y la Alcaldía de Bucaramanga fortalezcan, dignifiquen y reconozcan la valiosa contribución de la hinchada popular a la región, no solo cuando la atención del país se centra en la ciudad y en el departamento, sino de manera constante y permanente.
Si las instituciones no cumplen su papel, las barras serán expresión de la exclusión y del poder de aguante de los sectores populares.
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