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Irresponsabilidad, inmadurez y pobreza del lenguaje: la mezcla perfecta para una sociedad que juega con la violencia sin entender sus consecuencias.
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Llamar ‘narcotraficante’ a un presidente sin mostrar evidencia no es valentía. Es manipulación geopolítica.
«El éxito de un manipulador depende del grado de ignorancia de sus seguidores.» —Uribe, hablando de sí mismo sin saberlo.
En Colombia no contamos vidas que se salvan, sino muertos que justifican un presupuesto.
Dos gobiernos dirigidos por capataces hormonales y mercenarios de la vanidad están jugando con fuego, y América Latina es el combustible.
El 21 de noviembre no lo convocó un partido: lo hizo el hambre, la rabia y la dignidad de un pueblo que decidió enfrentar un modelo de muerte.
En Colombia no faltan candidatos: faltan ciudadanos que recuerden. El país no necesita un mesías, necesita memoria.
No se puede presentar como un éxito militar lo que en el fondo es un fracaso colectivo para proteger a nuestros niños. Los niños no son escudos. Los niños no son blancos. Los niños no son combatientes.
Si el Congreso no se hace el loco, los villancicos de Trump podrían sonar desde una sala de audiencias.
Al ciudadano le entregaron una historia descafeinada… pero lo que necesita es que por fin le digan qué fue lo que pasó.