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La guerra no es prolongación de la política racional, sino su negación absoluta: la locura colectiva que amenaza a la humanidad entera.
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Gelatina, azúcar, dulce y hartazgo… los ingredientes en contra de la repostera que cocinaron la derrota electoral del partido de los hermanos Milei.
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Camargo y JotaPé salieron elegidos y ejercen sus cargos gracias a la misma ETS: la descomposición moral que, en política, todo lo resuelve con puestos, favores ilícitos y clientelismo. Y, cuando no se puede, con violencia.
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Así fue como me convertí en el asesino más grande del mundo: los periódicos publicaron mi foto rodeado por los cadáveres de millones de moscas, mientras el presidente pronunciaba mi nombre como ejemplo para las tropas.
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El genocidio ocurre en democracia y a las empresas que gobiernan el mundo les parece un juego muy rentable.
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La peor derrota es aceptar que el valor de la plata vale más que el valor de la dignidad. Ser honrado es un deporte de alto riesgo en Colombia.
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Cuando iba por leche, encontré primero un brazo, luego un torso. Dejé caer la bolsa y salí corriendo. Esa imagen nunca se me borró.