
Víctor Solano Franco
Comunicador social y periodista
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X: @Solano
Especial para El Quinto
“El pago es de un millón mensual. No tiene prestaciones, no tiene nada: un millón… y sí, toca decirle que es tiempo completo. Siete de la mañana a ocho de la noche, ellos saben”. Estas palabras sacudieron el avispero en las redes sociales hace apenas unos días porque con un tufillo calificado en las mismas redes como “esclavista” provenían de un supuesto consagrado defensor de los derechos de los trabajadores en Colombia, el congresista del Pacto Histórico, David Racero.
El llamado “doble rasero” es la expresión que se refiere a la doble moral de las personas que predican de manera enfática un cierto código de comportamiento, pero a la vez no lo ponen en práctica. Si había alguien que no podía fallar en un momentum como el que vive Colombia es cualquiera de los del Pacto Histórico que atacan a ultranza a los empresarios que no ofrecen las garantías para el desarrollo de un trabajo digno.
Y ojo: Estoy por supuesto de acuerdo en que hay empresarios que abusan de sus trabajadores, claro, pero me resisto a convertir esa idea en un dogma de fe, en una incontrovertible y generalizada verdad.
Me inquieta que ante las pruebas de los audios, la respuesta sean las evasivas y hasta los alertas. Dijo Racero que los señalamientos son una manera de torpedear la consulta popular. “Creen que si logran, con mentiras, el aniquilamiento moral y el linchamiento mediático de un simple gregario del proyecto del cambio, la fuerza popular se va a detener y las reformas se van a hundir”.
Lo que creemos muchos, representante Racero, es que debe asumir las responsabilidades políticas y aceptar que los pregones en favor de una consulta popular por los derechos de la clase trabajadora no han sido más que una plataforma conscientemente configurada para buscar un rédito proselitista de cara a las elecciones de 2026. No puede ser que ahora que las distintas bancadas acuerdan discutir y trabajar en una reforma laboral, ya eso no cuente y se siga insistiendo nuevamente con infantiles y sesgadas preguntas en el mecanismo de la consulta popular, que no solo es innecesario, sino costosísimo para una nación con un grave déficit fiscal.
Si el trabajador es realmente el centro de sus preocupaciones, Racero debe alinearse más con la clase a la que dice defender que con las instrucciones de un partido. Pero sobre todo, lo que más necesita de su alineación y balanceo para utilizar una burda metáfora automotriz, es entre lo que dice sus acciones públicas con sus intereses privados; entre lo que pregona y lo que hace.
Si las ideas de una persona no nos gustan por su posición ideológica o la base de sus argumentos, siempre estará la coherencia en ella como una razón muy válida siempre para admirarla.
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