
Walter Aldana Q
LĂder social y polĂtica del Cauca
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El imponente macizo Colombiano, nacido geográficamente en nuestro departamento del Cauca, fábrica de agua para el paĂs habitable e industrial, está hoy herido;
la llegada de un autodenominado frente «Andrés Patiño», a disputar la presencia territorial al por décadas frente Manuel Vásquez Castaño del ejército de liberación nacional,
iniciĂł con el trágico saldo de la muerte de dos jĂłvenes en la Carbonera corregimiento del municipio de BolĂvar.
He caminado esas tierras con Marco Lozada, Severiano (QEPD) y con Humberto Araque, entrando por Guayabillas,
tejiendo sueños de vida digna desde el proceso organizativo y cultural de la regiĂłn, testigos somos de los incumplimientos de gobiernos que firmaron en el ochenta y siete, noventa y uno, noventa y seis , y noventa y nueve del siglo pasado, acuerdos de carretera, tales como la apertura de la vĂa Santa Rosa, Descanse hasta San Juan de Villalobos en la media bota Caucana, asĂ como la pavimentaciĂłn del anillo vial del macizo.
Centrados en generar identidad y pertenencia, desde el hoy acosado militarmente espacio de paz y convivencia en nuestra amada Lerma, (corregimiento de BolĂvar) fuimos construyendo una civilizaciĂłn que unĂa geografĂa con dinámica organizativa social; condensada en el comitĂ© de integraciĂłn del macizo colombiano (CIMA), somos entonces y es lo que quiero comunicar desde esta columna, más que presencia de grupos armados.
La ternura de Teodolinda y el contenido de la música de las agrupaciones «los fantasmas del cerro» y «los alegres de mi pueblo», con Miguel Ortiz a la cabeza, asà lo evidencian.
Escuchar el traquetear de los fusiles, ver los vĂdeos de sus calles solitarias, duele en el alma, allĂ donde la sanpoya, los tambores y la flauta traversa alimentaban el espĂritu, hoy es el aterrador sonido de las balas y el temor lo que impera.
No me interesa hablar de los armados, mi corazĂłn dolido, quiere hablar a travĂ©s del profesor y lĂder Fredy Muñoz, de la gente buena que son los habitantes de Llacuanas corregimiento de Almaguer, de su cotidianidad que hoy se debate entre la bĂşsqueda del sustento diario y el temor. Somos acaso culpables como comunidad, de la presencia de actores perturbadores del orden pĂşblico?, quieren convertir nuestro digno y rebelde macizo en otro Catatumbo, por efecto de las peleas entre fuerza irregulares?.
De los frentes guerrilleros hablará y los condenará la historia, de sus acciones y la degradaciĂłn de la guerra tambiĂ©n, a mĂ me interesa que el paĂs y la regiĂłn sepan que las y los maciceños no somos cifras, ni estadĂsticas, tenemos alma, sueños, proyectos de vida, cĂłmo territorio; que muchas veces… sus balas apagan.


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