
Gustavo Petro es el primer presidente de izquierda en el país más conservador, corrupto, desigual, machista, hipócrita y reverente del mundo y ese pobre hombre está a punto de explotar porque es un ser humano que cree en la condición humana, en la pedagogía y en el cambio.
En la última alocución presidencial que también fue Consejo de ministros durante cinco horas el hombre más valiente de Colombia, el amigo del coraje de la verdad al estilo Sócrates, el enemigo de las formas, el protocolo y la elegancia está en boca de todo el mundo porque todos en Colombia tienen mejores modales que Petro, todos tienen mejor gusto en el vestir y a nadie se le ocurriría comerse un banano ante la cámara en la república bananera.
Durante cinco horas Petro nos contó cómo funciona Colombia, cómo ha funcionado siempre, nos explicó con gráficos en manos de quiénes estamos, quién se queda con la plata, quién nos roba, dijo nombres y luego, de nuevo, se lamentó ante los funcionarios del gobierno, la gente en la que él creyó, les volvió a decir que está profundamente desilusionado por la falta de compromiso porque muchos exfuncionarios se han vendido, han usado sus puestos de poder para robar y para ascender, no han sido fieles al mandato popular y no han defendido el plan de gobierno propuesto por el presidente. No ha visto acciones. No han ejecutado.
El gran problema de Petro es que cree en la gente, cree en la condición humana, cree que la mayoría de la gente es buena y sueña de todo corazón con la paz y la justicia. No sabe que la mayoría de los seres humanos van detrás del poder, el dinero y el prestigio y se acercan a él por sus propios fines, no para realizar los sueños del presidente. Petro es un hombre esencialmente inocente y confiado y lo será hasta el final porque parece que así nació y no está dispuesto a cambiar.
Estamos en el gobierno del Cambio, a punto de terminar la presidencia del primer político de izquierda y los medios y la derecha le quieren hacer creer a la masa inocente que el país está acabado por culpa de Petro, como si este pobre país sin esperanza no hubiera sido siempre más o menos el mismo desastre. Petro cree en el cambio, bien por él, otro rasgo de su inocencia siendo el presidente de la república bananera, el sur del sur, el país que a casi nadie le importa.
Petro es el verdadero presidente profesor, el profesor que se sale de las formas y se presenta como un ser humano. Eso a la gente no le gusta, la gente espera que el profesor vaya bien vestido y se exprese de forma que nadie lo entienda para que todos sepamos que el profesor sabe mucho. La pedagogía como humillación es algo que el colombiano espera con entusiasmo pero el pobre Petro cree que puede educar a esta parranda de animales dicharacheros que sólo se fijan en las formas y se olvidan de las ideas, del discurso, de la verdad y la justicia.
¿Este potrero tiene arreglo?
Yo creo que no
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