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No es solo furia lo que se vive en estas calles. Es también celebración. Es la certeza de que, aunque haya quien quiera silenciarnos, volveremos una y otra vez a ocupar el espacio.
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No porque estemos bien, sino porque no hay tiempo para colapsar entre reunión y reunión.
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No necesito estar soltera para cuestionar conductas irrespetuosas, ni estar herida para exigir respeto. No hablo desde la carencia, hablo desde la ética.
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No todo texto nace desde la euforia del Eros. A veces escribir es una forma de pelearle a la muerte interna intelectual. De decir: aún estoy aquí, aunque lo que salga me dé vergüenza.
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Desescalar el lenguaje no tiene que ver solo con la palabra, es también desescalar la narrativa, el relato. Implica renunciar a la mentira, cuidar los silencios, y entender que las pasiones tristes como el odio y el desprecio nos están devorando como sociedad.
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Ahora que tengo setenta años reconozco cuánto te amé. También cuánto quizás me amaste. Entonces no lo sabía, pero era feliz a tu lado. La amistad es la perfección del amor.
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En Colombia, nuestras paradojas ya no solo inquietan: enseñan. Como parábolas sin predicador, nos obligan a interpretar y decidir si aprendemos… o simplemente repetimos el libreto con nuevos actores.
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Prefiero el desempleo brutal a la farsa sonriente del corporativismo emocional.
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Hingrid Camila Pérez Bermúdez Investigación socio-jurídica • Estas palabras que hoy me acompañan, nada aisladas de la realidad, sino por el contrario, con una carga literaria que transforma y alivia el alma; hacen parte de un homenaje a una escritora de aquel pueblito de mis cuitas y de casas pequeñitas, que por sus calles…