
Walter Aldana Q
Líder social y política del Cauca
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El próximo 19 de octubre, se celebran las elecciones a los Consejos Municipales de Juventud (CMJ) amparados en la ley 1622 de 2013, modificado por la ley 1885 de 2018, también llamado estatuto de ciudadanía juvenil.
Ojalá muchas y muchos adolescentes y jóvenes, se prepararan para participar, bien sea asumiendo las candidaturas o apoyando a quienes se lancen. Así podrán fortalecer los lazos comunitarios, el tejido social del que tanto se habla. Así es como surgen nuevos liderazgos.
Las elecciones a los CMJ no es un simple ejercicio simbólico o electorero. Es un paso hacia la construcción de territorios en los que las juventudes tengan incidencia real en las políticas públicas, es decir, en lo cultural, lo ambiental, lo educativo y lo comunitario en general.
Estas elecciones también sirven para, como dijo Santiago López, consejero del departamento del Cauca ante el espacio nacional, “reconocer el liderazgo juvenil, fortalecer el tejido organizativo en los territorios y darle vida real al Subsistema de Participación Juvenil”
En este departamento, Cauca, participarán jóvenes de veredas, barrios, resguardos, escuelas, colegios y universidades. Muchas de esas personas hacen parte de experiencias organizativas y luchas históricas que les han enseñado el valor de la palabra, la acción, la resistencia y la coherencia política; han enfrentado la exclusión sistemática y el abandono institucional que, por años, han afectado a las juventudes.
Elegir a las personas adecuadas, sirve para construir un presente distinto, donde las decisiones no se tomen a espaldas de los territorios y donde la voz plural de las juventudes sea escuchada y respetada: una voz con sentido campesino, indígena, afrodescendiente, urbano, estudiantil, diversa y comprometida.
Es posible promover una agenda juvenil en la que se resalte lo organizativo como un espacio seguro para desarrollar la formación política, la participación incidente y la defensa del territorio; donde pueden pensarse como sujetos políticos, sin miedo y sin ser instrumentalizados.
El caso que mejor conozco es el la Asociación Campesina Juvenil Intercultural (Asocamji) del departamento del Cauca. Ella, sus integrantes, cada persona que la apoya, está trabajando duro para inscribir sus listas en los 42 municipios.
Claro, también se dedican a explicar el marco legal e institucional de los CMJ y a convocar a quienes estudian, cuidan la tierra, crean desde el arte, a quienes luchan desde lo comunitario, a las comunidades Lgbtiq+, para que impulsen la organización juvenil, siendo conscientes de que es la herramienta más poderosa para transformar el presente y construir un futuro con dignidad.
Estos propósitos se harán realidad cuando la muchachada se atreva a marcar la diferencia, con inteligencia, propuestas, rebeldía, con esperanza y con la certeza de que no son solamente el futuro, sino el presente de sus municipios.
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